...Y no es posible verle
jamás nunca ha aparecido
los observadores no son suficientes
cuando el antojo es incierto.
Que el brillo no siga
pues las sombras no cesan,
los tragos imploran y
la piel se reseca.
A las sombras se dejan
como trastos viejos
mudos del tiempo
pero al final, nos quedamos.
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