Olvido la pasión que colecta mis memorias y me las susurra al oido,
olvido la inercia que cubre con su cobre para dar forma a mis sueños,
olvido que existe el letargo que procura lentamente mi transformación.
Mi mente solo desea meditación, siempre cautiva,
pero en esencia sabe que es el soporte del olvido.
Con propiedad, con voluntad, el aroma del olvido siempre huele a casa.
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