El aliento de la boca por la noche
cubriendo impetuosamente el rostro
que con dulzura enfrenta el par de bellos ojos,
que cerrados más nunca abnegados
le hiciera caer en lo más profundo de su propio ser,
permitió que la mañana fuera más bella de lo común
que el tiempo se detuviera como si su intención fuera.
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